Hola estimados profesores y maestra Iliana.
Para ser honesto, yo nunca imaginé estar frente a un grupo de alumnos impartiendo alguna materia. Siempre tuve aberración a las presentaciones. Mis primeras exposiciones como alumno siempre fueron dramáticas. Mi boca se secaba, mi corazón latía aceleradamente y tenía que ir al baño a refugiarme. Como podía yo evitaba exponer clase. Que miedo me daba cuando me asignaban un tema a mí y a mí grupo. Qué lejos estaba yo de pensar que en un futuro no muy lejano esta sería mi futura profesión.
Pase dos años estudiando inglés como segunda lengua en Santa Ana California. Acudir a la escuela por la noche era una tarea difícil pero enriquecedora. Conocía compañeros de otros países y practicaba mi inglés también. Al siguiente día en mi trabajo también practicaba lo aprendido. Ya de regreso en México decidí estudiar turismo, pero un anuncio en el periódico completamente en inglés cambio mis planes y decidí ser docente. En el fondo yo quería seguir aprendiendo inglés pero alguna vez pensé en ser docente aunque nunca imagine toda la labor que esto requería.
Ser profesor no es fácil. Las actividades no acaban en la escuela. Estas son permanentes y también nos acompañan a casa. Por supuesto, disfruto mi trabajo, sobre todo cuando una clase se planea y todo nos sale perfecto. En otras ocasiones espero con ansia el momento en mi clase termine, especialmente si las cosas no están saliendo bien. Creo que siempre existirán buenos y malos grupos y mi función como docente será no únicamente el trabajo con esos buenos grupos sino ese extra para sacar a flote a los otros.
Cuando me inicie como docente, trabaje con grupos muy variados. Tuve alumnos jóvenes y adultos y nunca tuve muchos problemas. Enseguida trabaje con alumnos que cursaban bachillerato y en su tira de materias el inglés figuraba como una materia más. No era la única como en mis inicios como profesor en un instituto de idiomas donde los alumnos iban única y exclusivamente a aprender inglés. Sufrí bastante y dudada en seguir trabajando como docente.
Afortunadamente esa ha sido una de mis experiencias más desagradables Ya que también he tenido momentos de alegría y satisfacción. Cuando analizo mi vida como docente, la balanza se inclina más a lo positivo que a lo negativo. Por último, relacionado con motivos de insatisfacción, podría mencionar muchos, sobre todo en lo económico, se trabaja mucho y el sueldo de un sitio nunca es suficiente, es por esto que buscamos otro empleo y se nos va la vida en la docencia. Una gran quimera que yo siempre he tenido, es el instalarme en mi salón de clase, trabajar con mis alumnos, única y exclusivamente y no tener que preocuparme por papeles aquí, papeles allá. Pero bueno, esta es la profesión que yo elegí y si me pienso quejar de todo, no hay razón para continuar en la docencia. Es por esta razón que aquí sigo y aquí seguiré. Hasta pronto compañeros y maestra Iliana.